En esta increíble fotografía podemos ver a D. Mariano García, abuelo materno de nuestra vecina María Conejero García (la "Cubera"). Se trata de una imagen que nos llega desde 1892 ó 1893 cuando España todavía luchaba por mantener alguna de sus colonias en ultramar, en este caso, desde Cuba. Tres o cuatro de los mozos de nuestro pueblo fueron obligados por el gobierno de Alfonso XIII (durante la regencia de su madre María Cristina) a embarcarse con destino a esta isla del Caribe donde la guerra era constante con los grupos insurgentes que buscaban la independencia de la isla caribeña (apoyados y financiados éstos por Estados Unidos). Riadas de muchachos de todo el país provinientes de las clases sociales más modestas y desfavorecidas tuvieron que luchar al otro lado del Atlántico y hasta entregar su vida por mantener el estatus de privilegio de los más pudientes de la sociedad española, ajenos en todo momento al conflicto que se desarrollaba en el Caribe, que pagando 2.000 pesetas de la época al Gobierno evitaron la obligación de embarcar a sus hijos para luchar en aquella guerra. De lo que si tenemos certeza es de que nuestro vecino Mariano no disponía de ese capital por lo que durante 6 años tuvo que prestar servicio enfrentándose a los nativos rebeldes y a las no pocas enfermedades por las que era famosa Cuba. Una vez que estuvo allí decidió inmortalizarse en un retrato y enviarlo posteriormente a la familia para dar fe de vida. En enero de 1898 los yanquis aparcan el acorazado Maine en el puerto de la Habana, lo hacen volar por los aires unos días más tarde para declararle la guerra a España y para junio el conflicto armado había terminado quedándose los estadounidenses con la "patata caliente" de Cuba, Filipinas y alguna isla más del Pacífico, concluyendo así uno de los momentos más bochornosos de la historia de nuestro país. No siendo requeridos los servicios de nuestro paisano para ningún otro menester lo montaron en un barco de vuelta para casa, lo desembarcaron en algún puerto y nos lo dejaron para que pudiera seguir con lo que estaba haciendo 6 años antes. Pero no vino con las manos vacías. De cuba vino vivo, sin enfermedades tropicales y con un gracioso apodo para su familia que ha durado generaciones. Impresionante fotografía que ha compartido con nosotros su nieta María y su bisnieta Tere.